Grado de inversión conseguido por Itaipú sirve para dar un impulso a las compañías privadas

En las últimas semanas las calificadoras S&P y Moody’s pusieron a la bi­nacional Itaipú en el grado de inversión, con la misma calificación de Brasil, se­gún los analistas, esto po­dría beneficiar a las empre­sas privadas nacionales.

Diego Duarte, titular de la calificadora de riesgo Sol­venta, la empresa que po­see la mayor cuota de mer­cado en este rubro comentó que “la reciente mejora en la calificación país podría incidir en las calificaciones internacionales del sector privado, pues con dicho au­mento se señaliza que los riesgos de convertibilidad de monedas o transferibili­dad de recursos al exterior va mejorando tanto para el sector público como privado en lo que respecta al pago de sus compromisos externos. En lo que se refiere a las calificaciones locales, las mismas deberían verse in­fluenciadas por el aumento de la calificación país en el mediano y largo plazo, pues las obligaciones locales del sector privado tienen poca exposición a los riesgos antes citados. En términos generales, las calificaciones locales emitidas por Sol­venta presentan tenden­cias estables, con algunas salvedades, dependiendo de las características pre­sentes en cada sector eco­nómico”.

Es decir, las empresas que actualmente poseen una baja calificación o que sim­plemente quieren mejorar su imagen llegando a los es­tándares más altos, deben tomar esto como un viento a favor, aprovechar que económicamente el país está en buenas posiciones.

Acceder a una calificación de riesgo, un rubro que ha ido ganando terreno en el último tiempo, ayudar a dar más transparencia y seriedad al sector privado nacional.

El crecimiento de empre­sas nacionales en lo que se refiere a la emisión de deu­da en el mercado nacional e internacional ha llevado a las calificadoras a emitir notas sobre una variedad de empresas y no solamen­te intermediarias. Entre sus clientes se pueden ver compañías de electrónica, de construcción, agroga­naderas, comerciales y seguros por nombrar algu­nos.

Santiago Zavattiero

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