En la pareja surgen muchos temas candentes, que generan diferentes miradas y experiencias y podría desembocar en grandes catástrofes. Uno de esos temas cruciales es hablar de dinero.
No solamente no estamos habituados a hablar, sino que tampoco sabemos manejarlo. Estamos influenciados no sólo por la educación familiar que recibimos ante el tema; es muy común que hagamos lo que vivimos en nuestras propias casas, no porque precisamente nos hablaron sino porque vimos hacerlo a nuestros padres. Las compras diarias del almacén o mensuales del supermercado, la adquisición de préstamos bancarios o del mercado informal, el pago de las cuentas de servicios mensuales o atrasados, planificar un viaje o hacerlo de imprevisto, entre tantos otros gastos que podamos tener.
Uno de los mayores errores que comenten las parejas es echarse en cara su relación a cómo manejan el dinero, como por ejemplo Yo soy el que trae el dinero a casa, Sale de mi bolsillo, No valoras el dinero porque no lo traes, Yo aporto más, entonces yo decido, Me mato trabajando para ustedes. Estas frases son muy hirientes dentro de una discusión porque están marcando una diferencia importante entre uno y otro otorgándole cierto poder al que más aporta. En la pareja deben recordar que son un equipo y como equipo cada uno tiene su papel y cada uno aporta de manera diferente. Ambos aportes deben complementarse.
PLANIFICACIÓN
Antes de la convivencia o del casamiento es necesario que la pareja empiece a diseñar cómo será la familia que van a conformar. Qué gastos tendrán, algunos ejemplos podrían ser; el alquiler, los servicios, las salidas y la comida. De este modo tendrán una visión clara de lo que se necesita.
Luego, dialogar cómo se distribuirán el pago de esos gastos, algunas opciones podrían ser: los dos ponen todos sus ingresos en la misma caja familiar y se saca de ahí; cada uno pone la mitad de un presupuesto mensual; se encarga el que más gana. Esto lo deben decidir juntos y probablemente a lo largo de la historia de la pareja pueda sufrir ajustes según las experiencias de vida que vayan teniendo. Suele suceder que dentro de la pareja no se ponen de acuerdo en cómo van a realizar los gastos, él quiere una cosa y ella otra.
Deberían de consensuar los gastos necesarios para la casa y la familia, y luego empezar a planificar los deseos y gustos que quisieran realizar. Establecerlos como metas a alcanzar y trabajar para ello. En todas las parejas, los grandes gastos deberían realizarse tras conversaciones previas en las que los dos aporten su opinión para llegar a una decisión conjunta. Y siempre debería quedar claro que, aunque haya uno que no aporte un sueldo concreto a la casa, está ahorrando dinero a la economía familiar con su esfuerzo y desarrollando un trabajo en el hogar que merecería un sueldo.
En el caso de los compradores compulsivos, su actitud autodestructiva puede llegar a ser un problema serio para la pareja, cuando gasta siempre más de lo que se pueden permitir.
El despilfarrador suele tener problemas de autoestima, necesita consumir porque no se valora a sí mismo y al comprar adquiere la seguridad que le falta.
El miembro permisivo suele ser muy dependiente emocionalmente de su pareja, no quiere contradecirle, le gusta que sea feliz y no desea ocuparse del dinero. Prefiere pensar que no existe ningún problema. Cuando se da cuenta de que están en la quiebra, le echa la culpa al otro, pero la responsabilidad es de ambos.
NORMAS BÁSICAS
a) Conversar sobre dinero sin discutir es la primera lección que deberían aprender todas las parejas. Para lograrlo hay que seguir tres normas básicas:
b) Hablar siempre en primera persona de nuestras expectativas, pero sin criticar ni recriminar al otro.
c) Mantener un tono cordial sin alterarnos. Y si no podemos conseguirlo, dejar la conversación para cuando estemos más calmados.
d) Hay que saber de cuánto dinero disponemos, cuánto podemos gastar, en qué cosas, quién va a llevar las cuentas y quién va a controlar el papeleo del banco.
El dinero dentro de una relación es un tema delicado la mayoría de las veces. Muchas personas piensan que no se debe mezclar amor con dinero, pero en el caso de una relación sólida y que planea crecer con el tiempo, es muy importante dejar este asunto claro para evitar después malos entendidos dolorosos.
12 consejos para manejar la economía familiar
1. Decidir antes de convivir si se va a tener una cuenta en común o cuentas separadas. Si se van a casar con separación de bienes o no.
2. Calcular los gastos que tendrá la pareja, organizar un presupuesto y ajustarse a él.
3. Poner un dinero común para gastos generales y reservar cada uno una parte en cuentas separadas para gastos individuales.
4. Reajustar cada año el presupuesto, acordándolo entre los dos.
5. Si sólo trabaja uno de los dos, negociar qué tareas va a realizar el otro en la casa y a cuánto equivaldría ese trabajo en dinero.
6. No comprar algo que no se necesita: aunque sea muy barato es absurdo.
7. Huir de alquileres, hipotecas e inversiones por encima de las posibilidades reales.
8. Evitar gastar por anticipado lo que no se tiene todavía, abusando de las tarjetas de crédito.
9. No realizar nunca grandes compras sin consultarlas antes con la otra parte de la pareja y haber llegado a una decisión conjunta.
10. Hacer un estudio de en qué cosas se puede ahorrar: teléfono, electricidad, transportes. Analizar los gastos hormiga.
11. Llegar a un acuerdo sobre no avalar o garantizar préstamos bancarios a familiares o amigos si nuestra economía no está muy saneada.
12. Repasar las cuentas conjuntamente o decidir quién las va a llevar, y acatar sus directrices